El héroe de esta historia es un monje que ha alcanzado la Iluminación -el Maestro Dogen de la tradición budista Zen del siglo XIII-. Sin embargo, cualquiera de nosotros podría sentirse más identificado con las rabietas de la prostituta o del monarca que aparecen en su camino. Estas dos figuras representan quizá los vicios más seductores para el ser humano: la pereza y la sed de poder.
En este extracto del film que seleccioné, aparecen las soluciones que Dogen ofrece para ambos males resultantes: el odio a sí mismo por la falta de disciplina, y la angustia emocional por intentar acallar la sensibilidad para simular poderío personal.
El director del film juega sobre la idea de que nada cambia en este mundo aunque pasen los siglos. El pasado y el futuro se mezclan en la poética superposición de la imagen de las figuras duales de Dogen y su Maestro, como si se tratase de un Jano joven y viejo superpuestos en la eternidad de la figura central del Buda.
Los males espirituales humanos persisten al tiempo que el Buda en cada uno espera el despertar. Y aun así, en un ciclo idéntico de samsara, existe al final una niña que ensaya un nuevo mudra, una nueva disposición de manos, que Dogen aprueba y adopta: cada uno de nosotros es la esperanza de que el Espíritu encarne en una nueva piel, en una nueva época.
1ª Capítulo de Película Zen - Película sobre la vida de Dogen.
1/13 Zen - 2009 - V.O. japonés - sub. castellano
“The law of attraction is this: You don’t attract what you want. You attract what you are.” "Tu no atraes lo que quieres. Tu atraes lo que eres."
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